Herramientas para músicos

 

Canciones con acordes

Comencemos por algo bueno para todos: tanto profesionales como aficionados pueden sacar provecho de WinCarp Studio

Deautores argentinos (pero en inglés), este shareware data aproximadamente de 1999, y nos permite, básicamente, construir un cancionero virtual. Configurarlo es muy sencillo: solamente debemos especificar la ubicación del «cancionero» (la carpeta donde guardaremos las canciones), elegir la notación (tradicional o americana) y el instrumento (guitarra o piano). Es importante definir también el tamaño mínimo de letra: WinCarp trata de usar una sola hoja en la impresión, y reduce el tamaño de la tipografía tanto como sea necesario. Al definir un mínimo legible, el programa no imprimirá las canciones si, aun reduciéndolas al valor especificado, no caben en una hoja. Lamentablemente, no tenemos una opción para imprimir en dos páginas: no nos queda otra que separar el archivo en dos.

Ingresar una canción es fácil. Copiamos el texto y los acordes de la misma forma en que lo haríamos en el Bloc de notas (dejando espacios para ubicar los acordes sobre la sílaba correspondiente). WinCarp diferencia automáticamente las líneas de acordes y las de texto, basándose en la presencia de ciertos caracteres, y agrega al pie de la canción las posiciones de cada acorde para tocar en guitarra o en piano. Trae «de fábrica» una base de acordes con 48 posiciones (mayores y menores, con séptima menor y sin ella), pero podemos agregar cuantas queramos, o simplemente definirlas en cada canción, sin necesidad de que figuren en la base. También es muy simple agregar una nueva posición: nos aparece una ventanita con un mástil de guitarra y un teclado de piano para que elijamos las notas que debemos tocar para formar el acorde. En el caso de la guitarra, reconoce automáticamente las cejillas.

¿No tienen ganas de sacar los acordes?

Teóricamente, Chord Transcriber es capaz de «escuchar» un MP3 o una pista de CD y obtener la armonía de acordes utilizada. El proceso no es completamente automático: es necesario hacer unos pequeños ajustes de sonido con cada tema y presionar un botón con cada cambio de acorde (es decir, debemos reconocer el cambio auditivamente). Luego de la detección (que no supera los cuatro acordes en la versión de demostración), el programa nos ofrece diferentes opciones para cada acorde. Cuando el acompañamiento es claro, tiene una exactitud asombrosa, pero las cosas se complican cuando hay mucha mezcla de instrumentos o los volúmenes son muy parejos. Junto a cada opción vemos un valor, un porcentaje que indica las posibilidades que tiene ese acorde de ser el correcto. Algo para destacar es que cuando no acierta, el porcentaje no es alto. Es como si dijera: «no sé, no estoy seguro». Personalmente, confío más en mi oído,
aunque no descartaría este programa por completo. Nunca está de más probar. Recuerden: con muchos temas es muy preciso. Y puede servirnos para tener una segunda opinión en algún caso en particular que nos resulte complicado.

Aprendiendo en casa

El destacado de la nota. Si son estudiantes de música, o si quieren desarrollar un poco más su oído y su percepción musical, esto les vendrá muy bien. EarMaster Pro utiliza diez ejercicios diferentes (con 42 niveles de dificultad en cada uno) para entrenarse en conceptos básicos de la audiopercepción y la formación musical, como son los intervalos, los acordes, las escalas, los ritmos y las melodías. Pero no nos serviría de nada usarlo una vez cada tanto. Podemos obtener resultados reales, y muy buenos, mejorando muchísimo nuestra capacidad auditiva, pero necesitamos constancia para sentarnos frente a la PC al menos un rato cada día. Hay que tomarlo como una clase de música: después de todo, eso es lo que es.

A pesar de que los primeros ejercicios puedan parecer obvios y sientan que no están progresando en absoluto, mi consejo es que los hagan, y que se tomen el tiempo para ir cumpliendo poco a poco todas las etapas del programa. Aprender música no es cuestión de sentarse y tragar en una tarde millones de conceptos, sino todo lo contrario. Recuerden cuando aprendieron a leer y escribir: tenían que saber qué forma tenían las letras antes de poder reconocerlas en un texto. Aquí pasa lo mismo: tienen que incorporar esos conceptos «obvios» y lograr asimilarlos para poder seguir adelante. Al final del proceso, van a poder reconocer cosas que antes les pasaban inadvertidas. Es interesante destacar que podemos conectar un micrófono y usarlo para muchos de los ejercicios, especialmente los que nos piden que leamos o que imitemos ritmos o melodías. Si lo tenemos, es recomendable utilizarlo: en muchas ocasiones, nos va a facilitar muchísimo el aprendizaje.

EarMaster Pro es de origen danés, pero tiene módulos de lenguaje que traducen todas las opciones al idioma de nuestra preferencia, incluido el español. No es un dato menor, ya que nos ayuda a fijar correctamente los conceptos y asociarlos con las denominaciones correspondientes. Disponemos de una versión trial completamente funcional durante 21 días, con la posibilidad de registrarla a través del sitio web de los autores. Para docentes que quieran utilizarlo en sus clases,
existe una versión llamada EarMaster School, exactamente igual, pero adaptada para funcionar a través de redes, lo que le brinda al profesor la posibilidad de coordinar los ejercicios desde una sola computadora.

Los bateristas también existen

Yo no toco la batería, razón por la cual no voy a profundizar en el tema, pero me parece interesante dar a conocer Groove Trainer, un programa gratuito que nos permite probar distintos ritmos combinando los patterns de cada uno de los instrumentos que la componen. Todo se maneja desde una ventana. Nos ofrece
20 patterns para cada uno de los instrumentos, aunque si no nos alcanzan, podemos editarlos o generar nuevos aleatoriamente. Es posible alternar los instrumentos, cambiar los patterns, la velocidad, el volumen (general o específico) y hasta el tiempo, siempre sin necesidad de detener la reproducción. Muchos bateristas (especialmente los principiantes) sabrán sacarle provecho.

Una banda entera en la PC

Band-in-a-Box es un generador automático de acompañamiento. Definiendo los acordes y eligiendo el estilo de nuestra canción, obtendremos una instrumentación básica para el tema, que podremos luego editar a nuestro gusto. La versión completa es capaz de generar solos e incluso melodías basándose simplemente en la armonía que ingresamos. Obviamente, no puede reemplazar a los seres humanos, a una banda real, ya que el factor humano es irreemplazable. Pero en ciertas ocasiones puede sacarnos de un apuro. Recuerdo un caso en particular: tenía que crear una pequeña escena musical para un curso de teatro al que asistía. Compuse un esbozo de un tema, pero de una semana a la otra me era imposible armarlo bien, escribir cada instrumento… en el fondo, el acompañamiento no era lo más importante, así que recurrí a Band-in-a-Box: en menos de una hora lo tenía grabado en un CD, listo para llevar.

También puede, eventualmente, ser de utilidad para cantantes solistas que no cuenten con una banda ni tengan la posibilidad de conseguir o crear las pistas de los temas. Desde mi punto de vista, Band-in-a-Box es algo para tener en cuenta, pero como un último recurso, ya que no hay manera perfecta de emular el «feeling» de un instrumentista de carne y hueso.

Karaoke con Windows Media Player

El karaoke es algo fascinante, capaz de garantizar momentos de sana diversión a
grandes y chicos. Consiste en reproducir la parte instrumental de una canción, y cantar sobre ese acompañamiento. La cantidad de software del que disponemos para crear y reproducir estas pistas (así se llaman) es enorme.

Uno de los formatos de archivo para karaoke más utilizados (sobre todo en Internet) es el .KAR, que básicamente es un archivo MIDI con el agregado de la letra. Ciertos programas de edición de partituras nos permiten ver los textos guardados en los MIDIs, o podríamos simplemente escucharlo y buscar la letra en otro lugar. Pero para hacer las cosas como corresponde, necesitamos un reproductor especial; es aquí donde entra en juego MCI Karaoke Driver. Es sumamente simple: es una especie de add-on (freeware) para Windows Media
Player que lo convierte en un reproductor de karaoke. Luego de instalarlo, al abrir un archivo .KAR, aparecerá una ventana adicional, en la que visualizaremos la letra del tema, que ira resaltándose sílaba por sílaba al compás de la melodía, para que no nos perdamos en ningún momento. La barra roja nos da una idea de cuánto falta para la próxima nota (o sílaba), y el control nos permite alterar la velocidad del tema.

Conclusión

Cada uno de estos programas puede ayudarnos de manera diferente en nuestra tarea como músicos: todo depende de lo que necesite cada uno. No hace falta aclarar que no son los únicos… Si tienen tiempo y ganas, recorran sitios de descargas y portales temáticos sobre música; hay muchas joyitas dando vueltas sin llamar la atención de nadie.

 

Articulo extraído de www.cancionero.net

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